miércoles, 10 de julio de 2013

Collares, correas y otros accesorios para perros (1ª PARTE)

¿Qué collar es mejor para mi mascota? ¿Qué correa debo comprarle a mi perro?

Antes de empezar a hablar de los diferentes accesorios, os quiero explicar cómo aprende un perro.
Un perro fundamentalmente aprende por asociación.
Por ejemplo: si apoyo el culo en el suelo, me dan un premio. Conclusión: cada vez que vea a este humano por aquí me voy a sentar a ver si me cae algo. Éste es su razonamiento cuando le enseñas un sentado.

Otro ejemplo: cada vez que veo un perro, me pegan un susto y me duele el cuello.
Conclusión: los perros son malos. Éste es su razonamiento cuando paseando te asustas porque se acerca un perro y tiras de la correa para alejarte con tu mascota.

Vamos ya con los accesorios.

Cada vez tenemos más opciones.

Vamos a ir viendo los pros y contras de cada uno para que tú seas consciente cuando utilizas unos u otros:

Arnés y petral: Son accesorios muy similares. La diferencia fundamental es que el arnés tiene una tira que sujeta el cuello y otra que rodea las costillas y el petral rodea el pecho y las paletillas generalmente.

Ambos accesorios se recomiendan para cualquier tipo de perro y edad porque son los menos lesivos.
Arnés de paseo
         
Es común oír decir que con el arnés el perro tira más, que por eso los perros de trineo lo llevan.

Si cogemos un arnés de un perro de deporte y el arnés de paseo vemos que no tienen mucho que ver. Ambos efectivamente permiten repartir la tensión y distribuirla a diferentes músculos y partes del cuerpo pero los revestimientos y la ingeniería de uno y otro distan bastante.





Arnés de mushing
Arnés de mushing puesto.

 Por mucho que nuestro perro sepa caminar sin tensión en la correa, algunos tirones se va llevando cuando nosotros cambiamos el sentido, nos paramos bruscamente, acelera el paso porque nos acercamos a otro miembro de la familia, caminamos por un paso estrecho… si tenemos la posibilidad de distribuir esa tensión, mejor que mejor, ¿no?

Hay arneses y petrales de tela, cuero, acolchados y ¡hasta de perlitas he visto!
Elige el arnés que menos pese pero que sea suficientemente resistente para nuestro perro. Si es acolchado o se adapta bien a su cuerpo, mejor que mejor. Descarta los muy pesados y los rígidos.

Ten cuidado también de que no le roce en las axilas y ajústaselo de forma que te quepan al menos dos deditos entre su cuerpo y el arnés.
El arnés no está diseñado para ser llevado durante todo el día. Pónselo antes de salir a la calle y retíralo después.

Collar

 Collares: Collares hay de muchos tipos. Veamos los más comunes.


Collar de tela, cuero, plástico, acolchados, algodón… el collar rodea una parte muy sensible de nuestro amigo. Además se suele dejar puesto 24 horas al día, por eso es importante acertar con el más adecuado.

Es importante elegir uno ligero pero resistente. Aquí el grosor es tremendamente importante ya que uno demasiado fino, se clava en la piel de nuestro amigo y uno demasiado grueso le va a hacer rozaduras al girar la cabeza o tumbarse. Elige uno transpirable.
Ya que no se lo retiras cada vez que llega de pasear, debes comprobar su estado de vez en cuando.
Es tremendamente común ver adolescentes medio estrangulados porque un día les pusieron el collar, han ido creciendo y no le han alargado el accesorio. Los propietarios se olvidan de este pequeño detalle…
También si lo sacas por el campo o en época de muda, retíralo de vez en cuando y límpialo porque se ven bolas de pelo muerto enormes que van dejando cada vez menos espacio entre el perro y el collar y que albergan mugre a puñados.
Entre esta mugre encontramos espigas y bolitas de pinchos, que hacen verdaderas heridas al perro.

Collares metálicos: son collares de pinchos y de ahogo. O sea, que sirven para pinchar y ahogar a nuestro compañero… te remito a los tres primeros párrafos de este artículo.

Collar de pinchos o castigo
Collar de ahorque o estrangulamiento




Dicen los eruditos que no pasa nada por usar estos collares porque la piel del perro, el pelo y su tremenda musculatura hacen que ni se enteren. Y digo yo: si no se enteran, ¿para qué se los ponen?
Pues se los ponen porque no controlan al perro y en vez de invertir cinco minutos al día durante una semana o dos enseñándole al perro a no tirar de la correa o revisar qué se ha hecho mal en su educación, pues lo ahogamos y nos hacemos la feliz idea de que así tirará menos.
Vamos por partes:
“La piel del perro es suficientemente gruesa y el pelo también protege”. Ya. ¿De qué perro? Yo veo pitts, rotttis, bracos, que precisamente tienen la piel bien finita y el pelo corto con estos accesorios.
No se me olvidará. Fui a una visita a domicilio porque el perro estaba cada vez peor en la calle. Se tiraba a morder a perros, personas, carritos, muletas y ya cuando mordió una farola, me llamaron.  Era un macho de pastor alemán de pelo largo. El perro tenía interés en mí pero había algo raro en su forma de caminar que le cambiaba la expresión. Me fijaba en caderas y codo y nada. Revisé las patitas por si tuviera algo clavado. Nada.
Su dueña en un movimiento, le rozó a penas el cuello con el bolso. Se giró. Mordió el bolso, lo sacudió, sacó todo lo de dentro y el pedazo más grande que dejó no mediría ni tres centímetros.
En casa pedí que le retiraran el collar con muchísimo cuidado. Apenas sí tenía una heridilla. Les pedí que fueran al veterinario. El collar de ahogo le había provocado un aplastamiento en la tráquea y desplazado dos vértebras.
Los músculos que rodean el cuello del perro son más fuertes que los nuestros en los laterales. Abajo y arriba no lo son tanto y de cualquier forma, son músculos fuertes, pero no de acero. Cuando el perro se clava el collar caminando, lo hace en la parte de abajo y cuando le damos el tirón de arriba abajo para que se tumbe o someterlo, se lo estamos clavando en las vértebras.
Hay todo un arte de afilar los pinchos del collar. También muchas veces nos venden la idea de que con la protección de goma no les hacemos daño. ¡Venga ya! Y lo último es comprar una tapa que disfraza el collar de pinchos simulando que es uno normal. Si te ves en la necesidad de encubrir lo que haces, es que sabes que no estás haciendo nada bueno.
Además de todo esto, cuidado con las temperaturas que alcanzan los collares metálicos y depende del material, cuando llueve se tiñen de gris los perros y si lleva herida, se le infecta.

TODO, ABSOLUTAMENTE TODO lo que pretendes enseñarle utilizando este tipo de collares, se lo puedes enseñar sin ellos.
Determinados “deportistas” alegan que sería imposible ejecutar ciertas ‘habilidades’ sin ellos.
Punto primero: esos países cuyos representantes os ganan habitualmente de largo en las competiciones, prohíben su uso incluso en los entrenamientos.
Punto segundo: ¿Te compensa hacer daño al perro para hacer ese ejercicio? Pide que te enseñen a hacerlo de otra manera o cambia de deporte, que hay muchos.

Collares de descargas y de spray:

Los collares de descargas, como su propio nombre indica, da impulsos eléctricos. La mayoría tienen varios niveles. Comienzan por una vibración y van subiendo de intensidad de descarga.

Los he querido probar. El vendedor me lo quería colocar en la mano, (fíjate tú, comparar la sensibilidad del cuello con la mano) a mí en la mano al 2 ya me molestaba bastante. No sé cómo conseguí colocárselo a aquel tipo en el cuello. Y ‘sin querer’ le di al botoncito. El salto que pegó, el grito y la cara que me puso me indicaron que aquel invento no era tan maravilloso como me decían. Lo llevaba en ‘vibración’.
Estos collares, asustan y hacen daño. Creo que habiendo tantísimos métodos para enseñar las cosas, son francamente innecesarios.



Los bornes que llevan son afilados para que penetren el pelo y se han de colocar en la zona más sensible del cuello. Es habitual un olorcillo asqueroso de las heridas que provoca porque a las personas que los compran les dicen que se lo retiren fuera de las zonas de conflicto, pero como agravan tanto los problemas, luego ya no se pueden acercar a retirárselo y cada vez que se tumban o corren, se lo van clavando.
Una vez me llamaron y el perro en cuestión llevaba casi cinco meses con eso puesto sin funcionar porque ya no se podían acercar a quitárselo para cargarlo.
Es realmente complicado que un perro corrija algo con este método. Lo que él piensa es que de vez en cuando y sin venir a cuento, algo malo ocurre. No me gustaría vivir con ese miedo, la verdad. De hecho, el miedo, el hambre y el dolor son barreras para el aprendizaje.